Para esta última actividad del blog se propone reflexionar acerca de cómo será la educación en torno a 2030, cuando esperemos que ya todos nosotros estemos ejerciendo de docentes.
Bajo mis perspectivas, la educación seguirá tristemente anclada a múltiples prácticas tradicionales, tales como exámenes basados en la memorización o clases magistrales aburridas. Y creo que todo ello seguirá estando amparado por los diferentes dirigentes políticos.
Sin embargo, me parece que donde si va a haber serios cambios es en los recursos disponibles en las aulas. En estos días que corren ya estamos presenciando como las tablets y aparatos digitales se están colando en las clases de primaria y secundaria para ofertar otros medios con los que acceder al conocimiento. En este aspecto parece que los libros de texto tradicionales y cuadernos de ejercicios quedarán obsoletos frente a las tablets, donde todas las unidades didácticas quedarán cómodamente recogidas (ayudando también a aligerar el peso de las mochilas de nuestros pupilos, porque no decirlo), o también rústicos instrumentos como la escuadra, el cartabón o la calculadora (que hoy mismo puede ser sustituida por el móvil).
Además de comodidades estas nuevas tecnologías pueden facilitar la comunicación entre alumnos y profesores. De esta manera los alumnos podrán consultar dudas en cualquier momento a través de campus virtuales o foros o también los profesores podrán disponer de un elenco de información de sus alumnos más organizado y preciso.
En este sentido también se puede llegar a nuevas formas de aprendizaje mediante las nuevas tecnologías. Se me pasan por la mente recreaciones holográficas o juegos interactivos con los que poder sumergirnos en materias tales como la Historia o el Arte.
En definitiva, aunque no creo que las grandes metodologías cambien, si estimo la aparición de nuevos medios que acercarán mucho mejor a los alumnos al conocimiento y darán paso a un gran abanico de información.
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